Bicis, motos, coches, peatones, autobuses… y su difícil convivencia en Valencia

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En valencia se conduce rápido, con prisas, y con una concepción propia de las normas de circulación, lo cual dificulta bastante la convivencia entre ciclistas, motoristas, automovilistas, peatones y taxistas. La situación es la siguiente:

  • Un montón de conductores de coches permanentemente cabreados. Ellos siempre han sido los reyes y ahora ven como a veces han de frenar por culta de un ciclista lento, las motos les pasan por ambos lados de la calzada, los autobuseros se les tiran encima sin miramiento, los peatones se saltan los semáforos en rojo, ya no pueden entrar por la zona de la Catedral en coche y no encuentran nunca sitio para aparcar. Cuando llueve además los automovilistas se multiplican, y en contadas ocasiones tienen a bien indicar sus acciones futuras con unos intermitentes, que en Valencia parecen decorativos.
  • Muchísimos motoristas que han de esquivar a coches, autobuses, bicicletas y peatones constantemente. Motoristas que no tienen suficientes plazas para aparcar, y cuando les habilitan plazas para las motos prefieren siempre estacionar en las aceras. Eso sí, muchos, los más jóvenes, son auténticos virtuosos de las dos ruedas, y la mitad de ellos se ha ido alguna vez al suelo, algunas veces por imprudencias otras veces por culpa de otros.
  • Cada vez hay más bicicletas que no tienen suficientes carril bici, un carril bici que acaba de forma abrupta en demasiadas ocasiones o son ocupados por coches, carritos de la compra o de bebé, peatones, basura y mesas de bares. Personas que se juegan la vida cuando deciden circular en bici por una avenida, por las rondas o cruzar de lado a lado del cauce del río Turia por los puentes. Ciclistas que son multados si circulan por las aceras, y que temen ser atropellados cuando circulan por las calzadas.
  • Autobuses urbanos que han de esquivar constantemente a los coches que están en el carril bus, a los taxistas, a los repartidores, a los ciclistas, a los listos que aparcan en el carril bus antes de hora… y que para cumplir con los horarios superan constantemente los límites de velocidad.
  • Los peatones que al pasear por sus calles han de esquivar: motos aparcadas por doquier, bicis que circulan por las aceras, y coches que se saltan los pasos de cebra. De repente vas paseando por el centro y aparecen de la nada cuatro coches pitando para que te apartes por una zona de tráfico limitado para vecinos. Peatones, eso sí, que tienen la costumbre de caminar por el centro de la calzada, saltarse semáforos “si no viene nadie” y que van constantemente distraídos mirando al teléfono móvil, a la luna o las musarañas.

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Coches, bicis, motos, peatones, autobuses… tienen una relación complicada en Valencia. Y más si tenemos en cuenta que:

  • En Valencia se arranca tras un semáforo en rojo cuando el semáforo de los peatones parpadea, no cuando el de los vehículos se pone verde.
  • En Blasco Ibáñez, las grandes vías, los márgenes del río, las rondas… la velocidad máxima es de 50 km. Pero si vas a esa velocidad te pasarán por ambos lados todo tipo de vehículos y te convertirás en un peligro para la circulación.
  • Nadie tiene empatía. “Si quieres incorporarte al carril, pasa después de mí, ni se te ocurra ponerte delante” como ley suprema. Si vas lento apártate o te pitarán, si vas en moto o bici los automovilistas no respetaran la distancia de seguridad al adelantarte. La gente solo mira por ellos, nadie cede el paso, nadie quiere perder su posición, esto parece un gran premio urbano de Fórmula 1.
  • Hay poco sitio para aparcar, y el hecho de que mucho de ese sitio se esté convirtiendo en aparcamiento para motos o bicis dificulta aún más circular en coche. Por no hablar de los diferentes eventos que propician que los aledaños de la plaza del Ayuntamiento, o de la Alameda se cierren al tráfico cada dos por tres.
  • Por la noche el servicio de transporte público es muy deficiente, no hay metro y los autobuses son pocos y a insuficientes destinos. Los cambios de las líneas de la EMT no están ayudando a mejorar el servicio de momento, y hay más quejas que aplausos.

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Con todo esto se producen escenas como la que vivía yo esta mañana:

Un ciclista se sube por la acera (una acera ancha) por miedo a que los taxistas que pasaban rápido por Guillem de Castro le atropellaran. En esta zona no hay carril bus, y se hace complicado circular en bicicleta. Un municipal le ve, le da el alto, y se dispone a multarle por circular por la acera.

  • “¿Y los coches que casi me tiran al suelo hace 100 metros qué?
  • No es mi problema, usted circulaba por la acera y no debe.
  • Pues póngase a multar a todos los coches que no respetan la distancia de seguridad. Pero no me multe por intentar salvar la vida. (un poco dramático)
  • Haber circulado a pie.

El ciclista se ha ido con la multa muy indignado y cabreado. Mientras tanto varios peatones se han saltado el semáforo en rojo (no venía nadie). Los coches circulaban a mayor velocidad de la permitida, y había un par de ellos parados en segunda fila frente a un banco. Una moto ha aparcado en la acera teniendo a 20 metros unas plazas reservadas para motos totalmente libres y un autobusero ha rozado un par de retrovisores al tomar una curva un poco rápido.

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¿Cómo lo solucionamos? Yo no tengo la varita mágica, y está claro que todo necesita dinero, pero ayudaría hacer lo siguiente:

  • Construir más carril bici, especialmente en avenidas, ronda interior, y puentes.
  • Es imperioso ofrecer servicio de metro nocturno los fines de semana.
  • El servicio de la EMT en vez de ser caro y sufrir la eliminación de líneas, debería ser más económico y funcional.
  • Grandes zonas para aparcar en los accesos de la ciudad. 
  • El centro (hablo del entorno Caballeros, y la zona de la Plaza de la Reina y la Lonja) debe de ser de acceso exclusivo para vecinos, repartidores y transporte público. Con la llegada constante de lanzaderas gratuitas desde los parkings situados estratégicamente en los accesos de la ciudad. El cierre para vecinos de estas zonas está en marcha a falta de bastante regulación (pilones automáticos, mejor señalización…) ahora falta implementar el tema de las lanzaderas.
  • Pero sobretodo concienciación. No estamos solos en la carretera, ni en las calles, ni en las aceras. Si tengo que aparcar un poco más lejos, llegar un poco más tarde, esperarme unos segundos al semáforo en verde, dejar pasar al ciclista o coger el metro para evitar un atasco, se hace y punto.

Cuando cogemos un vehículo a motor, además de contaminar, llevamos un arma de 1000 kilos y la fuerza de decenas de caballos en nuestras manos. No somos conscientes de que un intermitente mal puesto, un adelantamiento imprudente, o un despiste con el teléfono puede acabar con alguien en el hospital. No soy la DGT, pero circulo por esta ciudad en moto, coche, bicicleta, a pie y en autobús, y os puedo asegurar que raro es el día en el que no vea o sufra algún susto.

Así que conducid con cuidado que os quiero a todos sanos y salvos para poder seguir leyendo todo lo que escribo. Como aquel Manual de supervivencia que escribí para conducir en Valencia, y que forma parte del libro De Categoria.

Un comentario de “Bicis, motos, coches, peatones, autobuses… y su difícil convivencia en Valencia

  1. vamos a ser conscientes y para hablar con conocimiento de causa todo peaton y vehiculos deberian de estar dotados de una camara para que fuese grabando todo lo que ocurre en tu trayecto y entonces podremos deducir quienes son los imprudentes.

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