Valencianizando a un gallego

foto feria

Os voy a contar una historia que me ha sucedido recientemente.

Dejaba la otra noche a mis amigos de camino a una discoteca tras haber cenado con ellos. Habíamos ido a darnos un homenaje con la promoción de Valencia Cuina Oberta, y después a tomar algo por el centro. Lo que se conoce como «noche de chicos», y que los compromisos parentales de mis amigos treintañeros imposibilitan que sean encuentros más habituales.

Iba yo de camino a casa en retirada sumido en mis cábalas, fui prudente ya que al día siguiente tenía que acudir a firmar ejemplares De Categoria a la Feria del libro, cuando escuché una conversación de fondo que captó mi atención. Justo enfrente del Palau de la Generalitat, en el Carrer Cavallers, escuché a un hombre* de mi edad decir en voz alta «no entiendo el humor de los valencianos, no tenéis gracia».

*Aquí un pequeño inciso. Iba a poner un «chaval de mi edad», pero por mucho que me pese ya no soy un chaval. Pero la palabra «hombre», que a estas alturas de mi vida seguramente me defina más, me suena a mi padre. Si digo «tipo» puede ser despectivo, «un señor» nos convierte en ingleses decimonónicos, y «un individuo» despersonaliza la historia. Dicen que Kasparov puede pensar dos movimientos de ajedrez por segundo, yo tardo bastante más en pensar algunas palabras y aún así seguramente no sean acertadas.

Volviendo a la historia, el viandante (buscando alternativas) le estaba «comiendo la oreja» a su interlocutora que supuse era valenciana. Caminaban directos hacia mí, y sólo se le oía a él repetir eso de «no os entiendo, no os pillo la gracia».  A pesar de las horas, del cansancio, de las ganas de llegar a casa, y de poder ser tachado de impertinente, no me pude resistir: Cuando llegó a mi altura le dije «¿En serio no nos entiendes? ¡Necesitas mi libro!».

-¿Qué libro es ese?

-Un libro De Categoria, se llama así, y que te ayudará a comprender a los valencianos ¿De dónde eres?

-Yo soy gallego, y es verdad que no os entiendo macho, no pillo vuestras coñas.

-Pues necesitas mi libro, seguro que con él nos entiendes mejor.

(Estuvimos hablando un periodo indeterminado de tiempo, durante el cual su acompañante parecía divertirse y entró en la conversación)

-Yo he leído cosas tuyas por el facebook… son muy graciosas.

-Seguro que a mí no me lo parecen (insistía el gallego)

-Pásate mañana por la Feria del libro y te doy un ejemplar, lo pago yo si es menester, pero necesitas leerlo.

-Mañana me paso sin falta, pero a la gallega, no a la valenciana – le pedí que me explicara la diferencia – Cuando un valenciano te dice «sí, mañana me paso» o «vale, tomamos un café», ni se pasa, ni te tomas ese café, simplemente te está dando largas. Cuando un gallego dice: «mañana me paso», se pasa, somos celtas.

No quise entrar en si somos fenicios, árabes, romanos o visigodos, y le emplacé a cumplir su palabra. Y la cumplió.

A última hora de la mañana, y cuando yo ya me había olvidado del tema centrado como estaba en vender libros y repartir chupitos de mistela y trozos de coca de llanda entre los compradores, apareció. Iba acompañado de la misma amiga, que yo supuse erróneamente era su novia, y Javier, así se llama el protagonista de la historia, cumplió con su palabra de gallego.

Luego supe que había tenido una novia valenciana, que vivía aquí desde hacía cuatro años, y que su humor gallego y nuestro humor valenciano, eran a priori incompatibles. Se llevó el libro dedicado, y le prometí contar la historia como hizo Sabina con aquellos ladrones en su «Pacto entre caballeros». Javier cumplió su parte del pacto, y yo estoy cumpliendo la mía con la esperanza de que mi libro le ayude a valencianizarse, o al menos a entendernos, que tampoco es tarea sencilla.

Un comentario de “Valencianizando a un gallego

  1. Eres un crack, Vicentico !!!
    Yo, que compré tu libro en la Mostra de Vins (ojo, no en la»Mostra del llibre») , doy fé que es desternillante a la par que didáctico.

    Te emplazo a que continues tu labor literaria, que estoy seguro nos dará muchas tardes de placer.

    Un fuerte abrazo, «chaval»

    MARSILEA, Orgasmic Winery.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.